

Tenía 15 años cuando ganó Elite Model Look Chile, triunfo que meses después la llevó a Niza a competir en la versión internacional del concurso. Ahí, quedó entre las quince finalistas, lo que le abría las puertas para profesionalizar e internacionalizar su carrera. Elite le ofrecía irse a Nueva York por un año con un contrato que le aseguraba trabajo. El sueño de cualquier adolescente que aspira a ser modelo, pero que no terminó de convencer a Paloma Moreno. “Faltaba poco tiempo para tener que decidir qué estudiar. El teatro era algo que siempre me había dado vueltas, así que decidí quedarme en Chile y jugármela por eso así que se fue disuadiendo el mundo del modelaje, mundo que siempre vi como una pega, como una manera de tener un poquito de independencia económica”, recuerda Paloma. Intenso y exitoso, su carrera como modelo duró un año, pero era un mundo que desde chica le era familiar por su mamá, la ex modelo y Miss Chile Consuelo Fernández, que desde fines de los años 70 fue reconocida como una de las chilenas más elegantes, sofisticadas y carismáticas, cuya belleza la llevó a salir en todas las revistas de la época, incluso Harper`s Bazaar y Vogue.
¿Qué aprendizajes tuvo Paloma de esa etapa?
“El rigor. Aprendí a preocuparme por mi cuerpo para sentirme bien, no por miedo a que fueran a decir que estaba gorda porque eso nunca me pasó. Con el modelaje entendí que debo cuidar mi cuerpo porque es mi herramienta de trabajo; y estar sana, dormir las horas necesarias. Aprendí también a cumplir horarios y entender que no te puedes atrasar, porque hay gente esperando atrás tuyo y si llegas tarde ellos se van a quedar con tu puesto, cosa que en la actuación también pasa. Es por el modelaje que soy tan rigurosa con los tiempos y me preocupo de respetar al equipo entero de trabajo. La verdad es que el modelaje no fue cualquier pega en ese sentido, fue súper bueno”.
¿Te costó hacerte respetar como estudiante de teatro habiendo sido modelo y siendo tan linda?
Creo que uno se pasa más rollos de lo que realmente es. Yo estudié en la Finis Terrae, donde había muchas “niñas lindas”, yo no era la única. Sí era la que había ganado un concurso de modelo, pero nunca se me dijo nada al respecto. Igual yo engordé en la universidad, me desligué un poco de esto de la niñita linda, pero creo que más por un rollo propio que porque me dijeron algo. Pienso que fue algo inconsciente, así como decir “ahora soy actriz”. En Chile te encasillan, y eso es algo que me ha pasado durante toda mi carrera. Es como “¿pero tú no eras modelo?”, y sí, fui modelo, y no siento que ambas cosas sean excluyentes, que haya que ser una cosa. Es muy raro eso porque a la vez las especificidades no existen, todo el mundo es todo. Me parece que hay una dicotomía bien rara ahí. Además, el modelaje está ligado a un mundo superficial, como que si fuiste modelo no puedes ser una actriz seria.
Como si el mérito fuese tu belleza.
Exactamente, como si estuvieses subvencionada por esta belleza que va más allá de ti y tú no haces nada. El modelaje es un mundo súper duro, súper árido muchas veces, exigente y muy profesional. En el momento en que yo trabajé ahí -y ahora debe haberse profesionalizado aún más-, era un mundo de verdad, que funciona con reglas súper claras. Son horas de trabajo en las que no te puedes sentar porque el vestido se arruga, tiempo en el que te tienes que poner al servicio de una puesta en escena que es el trabajo de mucha gente, viajar, moverte, dormir incómoda y muchas veces con mucha gente en la misma pieza. Es un mundo duro, y el mundo de la actuación también tiene de eso. Es súper distinto también, pero los dos tienen ese profesionalismo detrás que para mi es súper valioso.
Ha sido un año movido en lo laboral. Finalmente se estrenó En Terapia, serie que grabó hace seis años para el fallido proyecto 3TV, que luego estuvo en manos de TVN y finalmente salió a la luz en Movistar Play. Inspirada en la norteamericana In Treatment, para hacer su papel tuvo que aprenderse textos de hasta seis páginas seguidas.
“Fue bien entretenido hacerla, porque además yo era fanática de la serie gringa y ya tenía en la cabeza la dinámica, sabía de qué se trataba. Fue difícil eso sí, porque requirió de mucha memoria y porque los textos son súper duros, intensos”, cuenta Moreno.
Hace pocas semanas salió al aire también Gemelas, teleserie de Chilevisión que estuvo grabando durante todo el año pasado y que es su primer protagónico. Ahí, interpreta a dos hermanas muy distintas: una cantante de cumbia ranchera; y la dueña de una revista de moda.“Grabar Gemelas fue como jugar un partido de fútbol estando en los dos equipos. No paré, todo el año pasado estuve llegando a las ocho de la mañana al canal, donde trabajaba todo el día. Llegaba a mi casa en la noche a aprenderme las 15 o 17 escenas que me tocaban al día siguiente. Así de lunes a sábado. Fue una escuela de monje”, explica.
Pero eso no es todo, acaba de terminar la obra de teatro El Misántropo, para la que ensayó cuatro meses y que tuvo al Teatro Municipal de Las Condes a sala llena durante los meses que estuvo en cartelera. Y por si fuera poco, se estrenó Los Espookys de HBO, una serie de humor, una comedia en la que interpreta a Gregoria Santos, la animadora de un programa que tiene el cerebro lavado y que ha sido alabada por revistas como Variety y Rolling Stones.Talento tiene de sobra. Y belleza también. Se reconoce como vanidosa, pero no es de las que se anda mirando en cada reflejo. Su vanidad más bien está ligada a no andar con el pelo sucio, comer sano y estar siempre presentable. “Hay días en los que me siento súper bien y otros en que me siento horrible, como a todos nos pasa creo yo. Y trato de que el tema de la belleza no sea algo tan importante en mi vida. Hay veces en que estoy acostada en mi cama con mi perra viendo Netflix y me siento estupenda. Quizá estoy horrenda en verdad, pero me da lo mismo. Lo mismo pasa a veces cuando uno pincha con todo el mundo en una noche y no entiendes bien porqué. Creo que tiene que ver con irradiar algo especial de lo que no somos tan dueños y pienso que entender que no somos tan dueños es parte de ser bello. Para mi las personas más bellas son las que no están tan seguras de que son lindas. Pienso que la consiencia de eso hace que te mires mucho y eso no me gusta. Cuando miro a un hombre que está demasiado consciente de lo que tiene a su favor y tiene las plumas contadas, no lo encuentro tan atractivo como otro que es más torpe o que se pone rojo. Me resulta más atractiva esa belleza”, asegura Paloma. Soltera desde hace poco más de un año, el amor ha tenido un rol importante en su vida. “Estar enamorada para mí es un estado maravilloso, febril, vertiginoso; y que puede sacar lo peor de uno también, pero es un estado súper vivo, súper latente. Ahora estoy soltera y feliz, pero me encantaría volver a sentirlo. Emparejarme ahora no me ocupa mucho la cabeza. Soy mala para salir, para ir a la fiesta, me gusta mucho más ir a la casa de amigos, conversar, tomar vino, pero ir a la fiesta de cacería no lo he hecho ni a los 15 años, ni ahora, ni jamás. Entonces, la gente con la que me he relacionado como pareja son personas con las que me he topado en este tipo de situaciones más íntimas. Soy mala para ir a la búsqueda y creo que me cuesta más por eso también, porque estoy poco disponible, pero al mismo tiempo creo que es un buen colador, porque seguramente no se va a aprecer cualquiera. Por ahora estoy feliz sola, mi estado de soledad es peligrosamente atractivo para mí, no me asusta, y a veces siento que me debería asustar un poco más y debería adentrarme en ser menos solitaria, pero me cuesta. Me gusta mi casa, mi refugio”, cierra la actriz. SML